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QUINTERO, UN IGNORANTE DEL VOLEIBOL DE PLAYA

Medellín, 28 de julio de 2012


Cientos de amantes al voleibol de playa en Colombia sintieron la misma indignación que yo al momento de leer la columna poco chistosa del periodista Mauricio Quintero, en la edición número 147 de la revista Soho. Para mí fue una falta de respeto, de profesionalismo y poco conocimiento sobre un deporte que tiene tantos seguidores alrededor del mundo.

Sí. Es cierto que en cada palabra de su texto se reflejó que jamás en la vida ha pisado una cancha de voleibol arena y brotado de su frente una gota de sudor después de una maratónica tarde soleada. Tampoco es testigo del esfuerzo, la disciplina y la concentración que requiere este deporte.

Es tanta la ignorancia del señor Quintero, que afirmó que los jueces no ven si el balón cae fuera o dentro de la cancha. Pues déjeme decirle que en cada esquina del campo de juego se ubica un juez de piso, con una bandera, y son quienes de igual manera tienen derecho a juzgar. O sea que no hay uno, ni dos jueces, son seis.

También le cuento que en el voleibol de playa la inteligencia es una de las estrategias para ganar. Antes de salir a competencia los jugadores y las jugadoras se reúnen con sus entrenadores para planificar el partido y así estudiar a sus contrincantes. La preparación física no es doble, más bien diría que triple porque correr y saltar con los pies dentro de un montón de arena, algo caliente, no es nada fácil. ¡Ensaye! Y me cuenta cómo le va. Por otro lado, a usted es el único que se le ocurre hidratarse con un aguardiente helado.

Asimismo, le aclaro que las jugadoras de la selección no las sacan de las Chicas Águila ni de los sobrados del Concurso Nacional de Belleza. Quizás ni les interesan los reinados. Son mujeres que entrenan cada día para dejar el nombre de su país y el mío en lo más alto. Que se sienten orgullosas de jugar el deporte que vos dejaste por el suelo, y todo por desconocerlo.

Por eso, por todas las barbaries que escribiste, me gustaría que fueras el primer sedentario en bajar de la palma más alta de Cartagena media de Old Parr.  Además, que le coloquen esa totuma metálica llena de frutas que propuso, en su cabeza, y le de mil vuelta a tres sillas, ¡qué digo tres! Mejor a cien, y por cada banano que deje caer dos mil abdominales y el doble de saltos al pecho por juzgar lo que no conoce.

Para finalizar, lo invito a que cuando quiera nos juguemos un partido, no se arrepentirá, todo lo contrario. Quedará tan fascinado como lo están cientos de colombianos, los mismos que exigimos unas disculpas por parte suya. 

Enlace de la columna de Mauricio Quintero: DEPORTES QUE SOBRAN... EL VOLEIBOL DE PLAYA