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Uno de los consejos que le dio Bernardo Rezende, entrenador brasileño de voleibol, a su hijo, Bruno, cuando éste estaba en su juventud fue: “Recuerde que cada día que deja de entrenar, significa un día más distante en la realización de su sueño”. Hoy, ambos comparten la verde amárela. Bernardo desde el banco y Bruno como pasador del equipo carioca.
Otro ejemplo de unión familiar en las canchas de este deporte es el que se vive en la sexta versión del Ponyvoleibol. Por un lado, Doris Toro, del conjunto Lola González; y por el otro, Néstor Álzate, del Inder Medellín.
Ambos han crecido con esa pasión. También dirigir y enseñar a sus pupilos está entre sus compromisos diarios. Lo que no se imaginaron fue que con el tiempo en las filas de sus equipos se fueran a encontrar con Alejandra y Simón.
“Uno es muy materno”
Alejandra Toro Moncada, es la sobrina de Doris. Tiene 12 años y práctica voleibol desde los nueve. Considera que su tía como entrenadora “es muy buena porque me exige para que sobresalga, lo maluco es que cuando ella va a el colegio le cuentan todo lo que hago”.
Para Doris es duro ejercer esas dos funciones, “porque uno es muy materno”. Sin embargo, ambas tienen claro que los lasos familiares y deportivos se tienen que diferenciar. “No me gusta que me diga tía cuando estamos en competencias o entrenando. Que me llame por mi nombre para que exista la igualdad”.
“Aleja no es la de los privilegios. Ella tiene que demostrar porque está en el equipo”, manifiesta la tía consentida, pero fuera de las canchas, con la que sale a comer o a cine en los tiempos libres.
“Me exige, no me regaña”
A sus 11 años, Simón Álzate García sueña con ser un médico. Por ahora se prepara leyendo libros sobre medicina. Entre sus gustos también está jugar voleibol.
Al igual que la familia Rezende, los Álzate comparten esa afición. Para Simón tener a su papá en el banco como mentor no es una presión, “antes trato de que se sienta orgulloso de mí”.
Después de cada entrenamiento, cuando llegan a la casa, se sientan a evaluar: errores y fortalezas, perfeccionan lo malo y observan videos de jugadores brasileños, como Leandro Vissoto, a quien el pequeño admira por su buena condición para el ataque.
Por ahora, Néstor no se atreve a decir si su hijo tiene futuro en este deporte, pues “él todavía está muy niño. No puedo ingresarlo a una actividad como una camisa de fuerza. Por el momento es desarrollo motriz y personal”.
Que buen vinculo fraternal, afortunados son estos chicos de tener en su familia personas que los guiaran en su proyecto de vida y en su trayectoria deportiva tambien. Comparten una pasion ... Att: Zurdo"inder" buena nota alcaraz
ResponderEliminarsuper esta nota! la familia es re importante. y que mas que sentir ese apoyo desde el banco.
ResponderEliminarAhhhhhh..... q orgullo, el deporte también forma en valores y mas cuando quien te ama te dirige, Doris Toro: respira, vive y sueña voley, y como ella misma lo dice: "el voley es su vida".
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